martes, 27 de marzo de 2012

LA SAETA


La Saeta

Por la madrugá voy caminando, llevo mi propia procesión, la que siempre va por dentro. Mi cirio encendido en la noche es mi libreta, esa que tiene fragmentos desordenados. Citas, que no citan al autor. Versos sin terminar, libros soñados, desengaños, heridas abiertas, labios que no se olvidan, dibujos, cuentas de sumas y restas, sensaciones, palabras que me acompañan, siempre.

De un bar pequeño sale el humo de incienso. Entro y pido un carajillo, el primero. Cae de un sorbo, estaba fritico. Fritico de tanto que no entiendo, de lo que no consigo, de lo que persigo. Pago y me voy. 

Abro la libreta y aparece “El tiempo sin tiempo del niño”, del poeta sevillano Luis Cernuda, desde Méjico escribe un poema sobre la Semana Santa: Versos de siete sílabas como los días de la semana, estrofas de cuatro versos como las fases de la Luna. 

Luna llena del Jueves Santo que todavía guardas un reflejo de las lágrimas del que en una Cruz hablaba con su Padre.
Sigo por la acera adornada con cáscaras de pipas y un chicle bazoca, de esos que como lo pises tienes que llevar el zapato a que le echen unas suelas nuevas.

Ya se oye una saeta, la primera, voz ronca, corta como la fugacidad de la vida, desgarrá como la noche; canta Orfeo y canta como llorando. Su voz atrae no sólo a los árboles, animales y cielos. También a los que, con su libreta llena de retazos de aquí y de allí, sueñan con cantar, un día la saeta que los desate y los haga libres.  

Amén.

1 comentario:

Ana dijo...

a ver si hay suerte y llueve en semana santa, a pesar de todo, muy bien escrito.