miércoles, 7 de noviembre de 2012

El camino







-Zagal noble, como así lo fueron su padre y su abuelo- , y como de casta le viene al galgo, nació con la nobleza corriendo por sus venas. Porque la nobleza no es sólo un rango, nobleza también es la bondad y honestidad aplicada a todas las acciones de la vida.Se empapó del ejemplo que siempre recibió de pequeño. Daniel se miraba en el espejo de sus mayores y siguió el camino que le fueron marcando sin perder, eso sí, su personalidad, pues era bastante cabezota en según qué situaciones.



Ahora con 15 años y huérfano de padre y madre, trabaja en el campo con tesón al lado de su tío Nicolás que le está enseñando el oficio de la tierra, hay que mimarla y cuidarla con cariño para que de sus frutos que luego serán los nuestros, le dice a menudo. Y él toma buena nota de todo fijándose en los detalles para que nunca le pille en un renuncio.

Hace poco tuvo que hacer frente a la ausencia de un jornalero que estuvo enfermo, y siendo tan joven y con tan poca experiencia sacó adelante el trabajo suyo y el del hombre durante los días que estuvo ingresado en el hospital, aunque cuando el sol se escondía no podía tirar de su propio cuerpo, caía rendido en el pajar y a veces amanecía allí al lado de las vacas.

Su tío quiso buscar a un hombre para que sustituyese al enfermo, pero las cosas no andaban muy  bien económicamente y él se ofreció sin titubear, era joven y decidido, además consideraba que era la única forma de agradecerle que lo cuidara a la muerte de sus padres. Sobre todo necesitaba que allá donde estuvieran sus progenitores se sintiesen orgullosos de él y de como administraba la herencia que le habían dejado, una herencia más rica que todo el dinero del mundo, porque era simplemente seguir la línea recta que ellos le marcaron desde que nació, sabía que así nunca se perdería. Sin embargo su padre le advirtió que tuviese mucho cuidado con las piedras del camino, ya que hace muchos años él pagó con la cárcel un crimen que no cometió, simplemente estuvo en el lugar equivocado a la hora equivocada.

Desde entonces Daniel recuerda esta confidencia e intenta imprimir a sus pasos una cierta cautela sorteando las piedras en el camino de la vida.



Foto: Ana C. - Paradela de coles. Ourense-.



1 comentario:

mariajesusparadela dijo...

Por ese camino, cuando se hizo esa foto, Ana querida, no miraba el Chispa si había piedras: corría , sin titubear, al oir la voz de su amiga, a la vez que Cuco.
Hoy Cuco corre solo: la piedara era muy grande y Chispa no pudo sortearla.
Pero andará trotando en otro lado, seguramente...