viernes, 16 de noviembre de 2012

El deseo



Trabajo para "Café de Palabras"

Lugares comunes.



Cuando Mario llegó a casa, su mujer lloraba como una Magdalena mientras tomaba una taza de café que le temblaba en la mano.
El se acercó, y acariciando su pelo negro como el azabache, intentó consolarla de aquella mala noticia que le había dado por teléfono unas horas antes.

La regla había vuelto a bajarle, y el bebé que tanto anhelaban aún tardaría en llegar.
Aquella madrugada, las sábanas de un blanco inmaculado volvieron a ser el escenario de sus deseos, y con mucha calma, con todo el  amor que sentía, recorrió centímetro a centímetro la piel de su esposa tan suave como la seda, y le despintó los labios de rojo carmín con sus apasionados besos. Ella le correspondía con  los suyos dulces como la miel, buscando que la semilla de aquella noche germinara en su vientre lleno de calor y de esperanza.




Foto: Ana C.

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