lunes, 26 de noviembre de 2012

Siempre



Siempre me ha encantado refugiarme en ti. Ya no temo sentir que me hundo en el lodo, sé que acudirás en mi auxilio. ¡Pobre, tonta y desesperada debo parecerte! 

Tranquilo, ya no sentirás esa debilidad apoderarse de mi.
He aprendido a tejer los hilos de mi viejo jersey, hay una hoguera que calienta mis pies y un techo que me guarece. Admito que en estas frías tardes de invierno es normal necesitarte. Pero he de decirte que aunque siento tu ausencia, aun vives dentro de mi, a pesar de que los kilómetros impiden compartir los besos. 

Recuerdo el catorce de febrero cuando decías que el amor no debía guardarse en una caja de bombones. Nosotros demostrábamos nuestra pasión en una habitación repleta de recuerdos. Y cada mañana, cuando el sol marcaba nuestras piernas con sus rayos naranjas, yo me abrazaba muy fuerte a ti, para que no se te olvidase mi olor de enamorada. 

Han pasado años desde entonces, pero aun sigues siendo mi abrigo favorito. Siempre serás mi eterno y hermoso pensamiento.


Sara G. Martínez

1 comentario:

Ana dijo...

Cierto, el amor no debe guardarse en una caja de bombones debe guardarse en el corazón para darlo a manos llenas.

Un beso.